lunes, 23 de marzo de 2015

¿ CÓMO CORREGIR LOS ERRORES DE ARTICULACIÓN DEL NIÑO?







Hay casos de niños con 3 o más años de edad que hablan como bebés. Esto lógicamente es por algo. Se debe recordar que el habla es fundamentalmente aprendida o adquirida y, como tal, el hecho que algunos niños hablen como bebés o con errores de articulación es una consecuencia cultivada por las reacciones de los adultos, quienes se encantan al principio con aquella pronunciación tan llena de gracia. Pero, cuando llegan a cierta edad, la gracia pasa a ser un defecto.


Sin embargo, en esta etapa juega papel importantísimo el comportamiento de los padres, quienes con su comprensión, ayuda y tolerancia afectiva, permitirán al niño tomar progresivamente conciencia de sus errores y, consiguientemente, corregir y superar las deficiencias de articulación de su lenguaje.
ERRORES DE PRONUNCIACIÓN


Hay una variedad de errores que los niños suelen cometer en la pronunciación o articulación de las palabras. Esto se debe a la incapacidad para unir correctamente las sílabas o para emplearlas debidamente en la expresión del lenguaje.
Estos errores son los siguientes:
  • Errores de omisión: En este tipo de error, el niño omite ciertos fonemas. Por ejemplo, dice ".opa" en vez de decir "sopa". Aquí el niño omite en su expresión la consonante /s/.
En otros casos hay omisiones tan radicales que el niño habla prácticamente sólo con vocales, por ejemplo dice "Yo i-e-o-o-a" en vez de decir: Yo quiero sopa. Estas omisiones en la pronunciación son muy evidentes en algunos niños.
  • Errores de sustitución: Aquí el niño cambia ciertos fonemas por otros. Por ejemplo dice: "Yo telo topa" en vez de decir: Yo quiero sopa. En este caso no hubo omisión sino una sustitución de unos fonemas por otro, razón por lo que se les llama errores de "sustitución".

  • Hay también errores que se producen debido a modificaciones, distorsiones y alteraciones en la articulación de los fonemas. Entre estos errores tenemos:
*  El Sigmatismo: Es un defecto de la articulación del fonema /s/, dando lugar a aquello que en castellano se llama el CECEO. Por ejemplo, una niña dice: "Yo zoy Zarita". Aquí suele colocar la lengua entre los dientes, produciendo el sigmatismo o ceceo.

* El Rotacismo: Es un error en la articulación del fonema /r/. Este fonema, debido a su delicado mecanismo de articulación, es el sonido más difícil de pronunciar, por lo que este tipo de error es bastante frecuente en los niños, quienes deforman su pronunciación por ruidos de temblor, ruidos crepitantes de frotación o, en su defecto, sustituyéndolo totalmente por otro fonema, dando lugar en este caso al pararrotacismo.
  • También hay defectos en la articulación de la /l/, a los que se denomina lambdacismo; de la /d/, llamados deltacismo; de la /g/, gammacismo, etc. Pero cuando el niño manifiesta errores de pronunciación en todas las consonantes, se llama Hotentocismo.
Todos estos errores o defectos de pronunciación son catalogados como Dislalias, que son trastornos en la articulación de fonemas debido a alteraciones funcionales de los órganos periféricos del habla (Perelló, 1977).

En esta clase de defectos no existe ninguna lesión en el sistema nervioso central ni en las estructuras de los órganos del habla. Sus causas más bien suelen atribuirse a la falta de madurez, especialmente de tipo psicomotriz; por oír y aprender mal; por desajustes emocionales debido a sobreprotección, rechazo afectivo, etc.

En cambio, cuando los errores de pronunciación son causados por alguna deformación de los órganos del habla, como en el caso de la fisura palatina, ya no se trata de una dislalia sino de una disglosia, donde el defecto de articulación obedece a una alteración o deformación estructural de uno o más órganos del habla y no a un error de mecanismo.

Quizás un ejemplo podría ser el hecho de que una cosa es tocar mal una nota pulsando una tecla equivocada del piano y otra cosa es tener rota o partida la tecla o el martillo que percute la cuerda. En el primer caso es debido a un error en la función de pulsar la nota adecuada; en el segundo caso es un defecto estructural del instrumento mismo, con el cual no sería posible reproducir la nota deseada.
¿CÓMO SE DEBEN CORREGIR LAS DISLALIAS?


Los padres generalmente no suelen preocuparse de los errores o defectos del habla del niño pequeño, creyendo que van a corregirse por sí solos. Esto no deja de ser cierto, ya que mayormente suelen desaparecer sin más cuando el niño adquiere la capacidad de realizar percepciones auditivo motrices más precisas, mejorando espontáneamente. Esto se debe a que todo niño atraviesa durante la evolución del lenguaje por una fase de dislalia que es de naturaleza fisiológica.

Esta dislalia fisiológica se produce porque los órganos del habla son todavía demasiado torpes y, además, porque el niño no sabe distinguir exactamente su propio lenguaje del lenguaje de los que lo rodean. Pero, a medida que va adquiriendo la madurez neuropsicológica, el defecto va desapareciendo progresivamente.

Sin embargo, esto no ocurre en todos los casos. Si esta deficiencia persiste después de los cuatro años de edad, ya no se trata de una dislalia fisiológica, sino de una auténtica perturbación del habla, siendo necesario acudir a un especialista para que examine al niño. 

Ahora bien, cabe preguntarnos: ¿es difícil corregir a un niño que omite, cambia o aumenta fonemas en su expresión? Bueno, si el niño tiene sus órganos del habla sanos, su capacidad auditiva suficiente y ninguna perturbación en la elaboración de la información a nivel del sistema nervioso central, no es realmente difícil corregir esos defectos.

Pero, cuando estos defectos revisten cierta seriedad, ya no viene a ser una tarea doméstica, sino una labor de un especialista, que examinará y realizará el tratamiento pertinente. 

En este proceso los padres pueden ayudar de la misma forma como lo hacen con otros aspectos de la formación de su hijo, pues psicológicamente el niño considera a sus padres como fuentes de amor, aprobación y seguridad, por lo que el apoyo de los padres es importante en el proceso de tratamiento del niño.

En esta tarea correctiva es importante la voz y la buena vocalización de los fonemas y palabras por parte de los padres. Estos deben tratar de ser buenos modelos de expresión verbal para la corrección del habla del niño, lo cual debe realizar con la guía del especialista, si es necesario.

Para esta corrección es preciso que el niño identifique y tome conciencia del error en su lenguaje. Empero, para esto, el niño requiere oír, discriminar y ver lo que ocurre cuando emite ciertos sonidos; precisa conocer la mecánica de la producción (cuando ello es posible); tener la sensación de los órganos en actividad; tocarlos en ciertas ocasiones; ver en sí mismos, en sus padres o en el maestro que busca la corrección y expresión adecuada del niño. Así, cuanto mayor número de sentidos del niño entren en juego, mejor será la fijación y mejores y más estables los resultados correctivos.

Veamos por ejemplo los fonemas sibilantes /s/, /z/ y la /ch/. Sabemos que en la /s/ la lengua se pone en contacto con los incisivos inferiores; con la /z/ la punta de la lengua se coloca entre los incisivos superiores e inferiores, y en la /ch/ la punta de la lengua se pone detrás de los incisivos inferiores.

Para la pronunciación de estos fonemas no es preciso llegar a explicaciones excesivas, sino que basta pedir al niño que imite, por ejemplo, el tren: ch-ch-ch-ch. Esto el niño lo consigue fácilmente. Ciertos niños que jamás pronunciaron la /ch/ pueden hacerlo en la primera tentativa, imitando una locomotora. Pero, el conseguir que pronuncie esta sibilante no significa que el niño va a poder decir "chocolate", "chato", "chancho", "choro". Pues lo que solicitamos del niño es un fonema que él debe reproducir imitando un tren, mientras que las otras son palabras cuya expresión: "tocolate", "tato", "tanto", "todo", están grabadas y archivadas en su memoria de esa manera.

Cuando el niño aprende a imitar bien el tren, recién se le va asociando a la /ch/ las vocales: cha, che, chi, cho, chu. Si hace esto, es posible que él consiga pronunciar bien estas sílabas, más no podrá todavía discriminar lo que nos interesa. Para ello es conveniente separar los fonemas en la siguiente forma:
ch, ch, ch, ch, .......................a, a, a, a
ch, ch, ch, ch, .......................e, e, e, e
ch, ch, ch, ch, .......................i, i, i, i
ch, ch, ch, ch, .......................o, o, o, o
ch, ch, ch, ch, ..................….u, u, u, u
De esta forma el niño va aprendiendo y aproximándose cada vez más a la expresión del sonido, hasta realizar la fusión: cha, che, chi, cho, chu. Una vez que se asegura bien la expresión de esta sílaba, recién se propicia a que el niño la emplee en palabras como "chocolate", "chato", "chancho", "choro", etc.

En esta fase inicial del aprendizaje es preferible no corregir al niño cuando está hablando, es mejor escucharlo con prudencia y repetirle el fonema o la palabra en forma correcta para que él lo escuche y se dé cuenta de su error.

Posteriormente, con el aumento de su capacidad dis- criminativa y el entrenamiento irá confrontando las palabras en las que se equivoca y corrigiéndose gradualmente, abandonando su pronunciación errada. En este proceso, la comprensión, la tolerancia y el amor de sus padres son ingredientes importantes que deben acompañar siempre al niño que está aprendiendo a hablar.

La corrección de los otros fonemas se hace también en la misma forma. Por ejemplo, en la corrección de la /r/ se le dice al niño que imite una motocicleta y advierta las vibraciones en su cuello: RRRrrrr (sonido de motor). En el caso de la /s/, basta colocar el índice en forma vertical delante de los labios y pedir silencio SSSssss. Para la /j/ hay que imitar el ruido del "gargarismo".

Todos estos ejemplos dan buenos resultados, además de ser entretenidos para los niños, que generalmente están dispuestos a imitar. En algunos casos el niño se estanca en una sibilante y cuesta algún tiempo hacerlo aprender, pero pese a eso la solución es satisfactoria. Es claro que en la expresión de dichos fonemas los dientes tienen gran importancia y es necesario que se tomen las precauciones para la buena disposición y expresión del habla.

En caso de que el niño no pueda superar el problema, pese al esmero de los padres por ayudarlo, es conveniente acudir al especialista para que le haga un examen exhaustivo de los órganos del habla, de la audición, así como de las condiciones ambientales de estimulación lingüística. Estos exámenes permitirán al especialista tomar las medidas terapéuticas del caso y realizar las orientaciones pertinentes para que los padres ayuden a superar el problema.

Fuente: Pablo Félix Castañeda.

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